Una
de las discusiones más recurrente en torno a la inteligencia artificial, es
comprobar si una maquina logra pensar y analizar como un ser humano, pero en
esto también viene involucrado la necesidad de conocer si dicha maquina sería
capaz de tener emociones y sentimiento como nosotros.
En
un Primer plano, los científicos que trabajan en el desarrollo de maquinas con
Inteligencia Artificial solo piensan en el aspecto racional de ellos, aunque
muchos en la actualidad han comenzado a contemplar seriamente la necesidad de
incorporar componentes emotivos como indicadores de estado, a fin de aumentar
la eficacia de los sistemas inteligentes.
Muchos
defensores de este argumento, explican que al un sistema inteligente poseer
sentimientos y, al menos potencialmente Motivaciones, podrán actuar de acuerdo
con sus intenciones, así se podría equipar a un robot con dispositivos que
controlen su medio interno; por ejemplo, que Sientan Hambre al detectar que su
nivel de energía este descendiendo o que sientan miedo, cuando estén frente
algún peligro.
Algunos
van más allá y opinan que sería de gran
utilidad lograr introducir el dolor o el sufrimiento físico a fin de evitar torpezas de funcionamiento
como, por ejemplo las constantes caídas de grandes altura que provoca daños
irreparables.
Esto
significa que los sistemas inteligentes deben ser dotados con mecanismos de
retroalimentación que les permitan tener conocimiento de estados internos,
igual que sucede con los seres humanos. Esto es fundamental tanto para la toma
de decisiones como para preservar su propia integridad y seguridad.
Pero
importante tener en cuenta que a los sistemas de Inteligencia artificial no
poseer elementos emocionales les permite no olvidar ni tener influencias
emocionales a la hora de lograr la meta que deben alcanzar. Por el contrario en
los humanos es evidente como muchas veces por perturbaciones emocionales o el
olvido no podemos cumplir nuestras tareas de la forma deseada y en muchas
ocasiones las dejamos al abandono. Es por esta razón que los sistemas
inteligentes al combinar sus funciones de racionamiento y un componente de
emociones, junto a la toma de decisiones y asignación de prioridades con base
en estados actuales y metas a lograr, podrían ser capaces de lograr un
rendimiento eficiente.
En
resumen, muchas veces se ha tratado de
ver que las emociones y lo racional son
aspectos contradictorios, pero desde el punto de vista de la inteligencia
artificial sería una gran utilidad, que lograría un avance importante en el
mundo de la robótica y cambiaria sin duda la percepción que se tiene sobre este
tipo de inteligencia, aunque aún falta mucho camino por recorrer el hecho de
reconocer que estos aspectos son complementarios es un buen comienzo.
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